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Una ruta por las obras de Antonio Palacios

¿Eres de los que no saben quién fue Antonio Palacios? Bueno, no todo el mundo tiene que saber de todo ni conocer a todos los grandes personajes de la historia, así que si has llegado hasta aquí, estás de enhorabuena porque vas a saber quién fue este genial arquitecto (uy, ya te hemos dicho quién era) y te vas a enamorar de su legado.

Posiblemente, ya sientas amor por su legado porque en Madrid son muchos los edificios que debemos a Antonio Palacios, algunos más famosos que otros, y sin saberlo seas ya una persona maravillada por un estilo que dejó una impronta insuperable en la ciudad.

A través de esta ruta que te vamos a proponer para realizar en Madrid descubrirás cuáles son esos edificios del que fue autor y descubrirás muchos de sus secretos y curiosidades. Siéntate y disfruta.

La relación de Antonio Palacios con Madrid

Antonio Palacios no era madrileño. Nació en Galicia en el año 1874, concretamente en Porriño, provincia de Pontevedra y aunque dejó algunas obras geniales que ahora pueden disfrutar los gallegos, su carrera profesional como arquitecto la desarrolló fundamentalmente en Madrid, donde se encuentran sus obras maestras.

Se podría decir que igual que cuando se habla de Antoni Gaudí la primera ciudad que te viene a tu cabeza es Bacelona, cuando hablamos de Antonio Palacios no podemos dejar de pensar en Madrid, una ciudad que en plena expansión de principios del siglo XX cuando se desarrollaba un nuevo concepto de ciudad dio con la genialidad de este arquitecto.

Muy pronto, nada más acabar la carrera, todo el mundo sabía que Antonio Palacios iba a ser recordado para siempre por su estilo y su imaginación ganando varios premios de arquitectura en diversas ciudades de España y siendo elegido en 1904 para construir uno de los edificios más espectaculares que podemos disfrutar hoy en día en Madrid.

La ruta por Madrid de Antonio Palacios

La ruta comienza en el Metro

Esta ruta de Antonio Palacios debe comenzar con un viaje en el Metro de Madrid. Y no porque sea el medio de transporte menos contaminante o porque quieras huir de los atascos de la ciudad, sino porque fue el diseñador de los interiores de las primeras estaciones del suburbano madrileño cuando se inauguró en 1919.

Hoy en día queda poco de aquellos interiores que diseñó Antonio Palacios debido a las numerosas remodelaciones que ha habido en los más de 100 años de historia del Metro, pero sí que hay un elemento que todavía perdura y que encontrarás en absolutamente todas las estaciones, el inconfudible logotipo en forma de rombo que nada más ver sabes que estás en Madrid.

En cualquier caso, sí queda algún vestigio de aquellos vestíbulos que diseño, y muestra de ello es el antiguo vestíbulo de la Estación de Pacífico, en la línea 1, que ha sido recientemente rehabilitado y se puede visitar. No os lo perdáis. Allí puedes visitar también la Nave de Motores.

Pasando casi desapercibidas entre los edificios que las rodean, en Madrid puedes encontrar varias subestaciones del Metro construidas en la década de 1920. Una de ellas es la que se encuentra en la Calle Castelló, 21. Entre edificios señoriales hay un pequeño edificio con el logotipo del Metro de Madrid que se construyó para alimentar eléctricamente la línea 2. Hay otras cerca de Quevedo.

Palacio de Comunicaciones

El primer gran edificio que vamos a visitar en esta ruta es precisamente la primera obra que construyó Antonio Palacios en Madrid. Y vaya edifico. Seguro que después de realizar esta obra maestra nadie pensó que pudiera superarse. Pero luego verás que sí, que nada era imposible para él.

Y en este caso lo realizó mano a mano con Joaquín Otamendi, que fue su gran socio durante muchos años y artífices de importantes obras arqutiectónicas. A pesar de la juventud de ambos consiguieron ganar el concurso que se convocó para construir un edificio que cubriera las necesidades de las incipientes redes de telecomunicaciones.

Su uso ha cambiado y ahora es la sede del Ayuntamiento de Madrid pudiendo visitar por supuesto su interior disfrutando del increíble vestíbulo y pudiendo subir a su terraza desde donde se tienen unas vistas geniales de la Plaza de Cibeles y sus alrededores. Y desde la terraza también puedes ver algunas de las obras de Antonio Palacios. ¿Nos vamos a verlas?

Justo al lado del Palacio de Cibeles, como también se llama el edificio, hay otra obra de Antonio Palacios pero esta pasa desaparcebida, sobre todo porque es un edificio de viviendas sin nombre al que referirse y que se encuentra en la Calle Alcalá, 54. Y es que además de edificios funcionales, Palacios también diseñó numerosos edificios de viviendas que han venido disfrutando ciudadanos anónimos.

Los bancos de la Calle de Alcalá

Una de las señas de identidad de la increíble Calle de Alcalá es la de haber albergado numerosos bancos situados en edificios imponentes como se esperaba de un banco, al que se le presuponía un gran poder y que lo demostraba a través de la arquitectura de su sede. Pues Antonio Palacios no fue menos y es el padre de dos de ellos. ¡Y vaya dos! Ahora veréis. Ambos en la acera derecha según vas desde Cibeles a Sol.

El primero es el del Banco de Río de la Plata. ¿Pero qué banco es ese? te estarás preguntando. Bueno, ya no existe (es el antepasado del Banco Santander) pero su sede madrileña ahí sigue. Es el Edficio de las Cariátides. ¿Todavía no sabes cuál es? Seguro que sí, que has visto esas cariátides flanqueando su puerta de entrada al Instituo Cervantes. ¡Ahora sí! Bien, ya te has situado y seguro que estás admirando mentalmente este edificio tan espectacular que construyeron Palacios y Otamendi.

A pocos metros en la misma Calle de Alcalá se encuentra el Edificio del Banco Mercantil e Industrial, construido en 1931 y que fue la última gran obra de Antonio Palacios en Madrid. La parte superior de este edificio te recordará seguramente al anterior pero lo más destacable del mismo es el gigantesco arco de su fachada principal a modo de arco del triunfo. Otro edificio triunfal, sin duda.

El Banco Mercantil e Industrial fue también absorbido por el Banco Santander. En la misma Calle de Alcalá se encuentra el Palacio de la Equitativa, uno de los más bonitos de Madrid. Fue la sede del Banco Español de Crédito, Banesto, que también acabó siendo parte del Banco Santander.

El Círculo de Bellas Artes

Seguimos en la Calle de Alcalá y vamos camino de la Puerta del Sol. Podríamos haber seguido por la Gran Vía, donde también hay otro edificio de Antonio Palacios, pero lo dejamos para después. Por cierto, que la Gran Vía se construyó en la misma época que todos estos edificios de la Calle Alcalá. Resulta increíble la transformación que sufrió esta zona de Madrid en tan pocos años. Menudos atascos habría por entonces…

El Círculo de Bellas Artes es un símbolo de la agitada vida social que daba vida a Madrid en las primeras décadas del siglo XX. Y Antonio Palacios también fue su artífice pero con una diferencia respecto a sus otras obras: su interior no estaba articulado alrededor de un gran patio central. Pero aún así, es impresionante. Su fachada asimétrica se encuenta perfectamente coronada por una escultura de Minerva que si te fijas le verás desde abajo.

Pero lo que es imprescindible es que subas a su azotea y disfrutes de las vistas que tienes desde uno de los edificios más emblemáticos de Madrid. Su terraza es sin duda su gran atractivo, sin desmerecer las exposiciones que suele haber en sus plantas.

Frente al mismo un poco más adelante en la calle se encuentra el Casino de Madrid. Pudo ser obra de Antonio Palacios pero quedó finalista en el concurso de 1903 que decidieron dejar desierto y hacer un compendio de los 6 finalistas. De Palacios y su socio Otamendi tomaron la idea de la genial escalera del Patio de Honor. La fachada asimétrica del edificio es también inspiración de Palacios, que por cierto, fue uno de los ilustres socios del Real Casino de Madrid.

La Casa Palazuelo

Continuamos caminando por la Calle de Alcalá, cruzaremos la Puerta del Sol y entraremos en otra de las más famosas calles de Madrid, la Calle Mayor. Nada más llegar, en el número 4 de la calle encontramos un edificio con una fachada exterior de estilo clásico coronada por dos torreones que le dan una sensación de simetría.

Este edificio es obra de Antonio Palacios. Bueno, lo podrías haber imaginado ya porque es de él sobre el que versa este artículo. Y se llama Casa Palazuelo, un edificio inaugurado en 1921 para albergar establecimientos comerciales, así como oficinas. Es uno de los primeros edificios de Madrid que se construyeron para tal fin.

Pero lo más impresionante de la Casa Palazuelo está en su interior gracias a su espectacular escalera que te lleva a cada uno de los 4 pisos dejando en el medio un patio central. Todo esto coronado con una vidriera en el techo. Hasta hace poco podías entrar aquí libremente y muy pocos madrileños lo conocían. Se hizo famosa y acabaron limitando la entrada pero se puede conocer en alguna de las visitas guiadas que se organizan.

Si vas a la paralela Calle Arenal, verás la otra fachada del edificio con una estructura similar pero con mucha menos ornamentación. Parece increíble que un edificio así pase desapercibido a la gente que pasea por ambas calles. Lógico, porque en Madrid hay joyas en cada rincón.

La Casa Matesanz de la Gran Vía

Tras disfrutar de la Casa Palazuelo deberás irte hasta otra de las grandes calles de Madrid, la Gran Vía. Y es que Antonio Palacios dejó su impronta en las principales calles de Madrid y esta gran arteria no podía ser menos. Nos vamos hasta la Casa Matesanz.

Hay que decir que, aunque casi todos los edificios de la Gran Vía tienen un nombre, muy pocos los conocen. O se les identifica por algún elemento que destaque en él. La Casa Matesanz es ese edificio que hace esquina con forma semicircular y que tiene una estructura muy similar a la Casa Palazuelo. Y es que al igual que esta fue diseñada como centro comercial.

Hoy en día es a lo que se dedican buena parte de los edificios de la Gran Vía, pero por entonces era algo novedoso en una moda importada de Estados Unidos. Y muy cerca, también en Gran Vía, está el Antiguo Hotel Alfonso XIII, que no te vamos a decir cuál es porque seguro que cuando lo veas detectarás rápidamente el estilo de Antonio Palacios en su fachada.

Para ir al siguiente destino debes coger el Metro. La estación más cercana es Gran Vía, justo donde encontrarás un moderno templete que recuerda los que se instalaron en sus comienzos en 1919 y que eran obra, por supuesto, de Antonio Palacios.

El Hospital de Maudes

Hospital de Jornaleros de San Francisco de Paula. Así es como se llama el siguiente destino. Una maravillosa obra arquitectónica situada en Cuatro Caminos, que de estar en el centro de Madrid sería todo un símbolo de la ciudad y uno de sus monumentos más visitados. Pero está lejos de las zonas turísticas y mucha gente no lo conoce.

Pero merece la pena irse hasta este lugar porque la arquitectura del Hospital de Maudes (que era como se llamaba la antigua aldea madrileña donde se encuentra) es una auténtica joya de Antonio Palacios. Tiene forma de aspa con 8 alas que salen de un patio central, que ya sabéis que es el elemento más característico de la obra de Palacios. Y todo ello coronado por una gran torre.

El hospital data de 1917 y tuvo una especial relevancia durante la Guerra Civil Española ya que fue usado para atender a los heridos de la misma.

Otras obras madrileñas de Antonio Palacios

Hacer una ruta por Madrid buscando las obras de Antonio Palacios te puede llevar mucho tiempo. Y es que aquí solo te hemos hablado de sus obras más representativas. Como te decíamos la primera de todas fue el Palacio de Cibeles y resultaba impensable poder superar eso. De hecho, podría haberse retirado y haber pasado a la historia igualmente.

Pero no, afortunadamente siguió dejando obras maravillosas en Madrid. Una de las más conocidas y que no hemos puesto en la ruta pero que te recomendamos es la Estación de Chamberí, la estación fantasma que no debes dejar de visitar. Pero también encontrarás muchos edificios anónimos de viviendas por toda la ciudad.

Otro edificio a destacar es la Embajada de México, situada en la Calle María de Molina. Si pasas por allí no te lo pierdas. Y es que la obra de Palacios es tan extensa que incluso diseñó un panteón en el Cementerio de la Almudena.

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